El clima político y social en Andalgalá es centro de la mayor atención luego del incendio de antimineros al tinglado de Agua Rica y el arribo de efectivos de Capital para reforzar la seguridad en la Perla del Oeste donde además rige etapa roja porque estalló el coronavirus con varios muertos. En este grave contexto, es fácil equivocarse. Por caso la policía cruzó a un sereno municipal que volvía de su trabajo y lo levantó al confundirlo con un antiminero pirómano.
El sereno sería de apellido Chocobar y su percance tuvo lugar la semana pasada cuando retornaba de su lugar de trabajo. Precisamente, los controles eran más estrictos y la policía estaba abocada a dar con los ambientalistas que participaron de la quema del tinglado donde funcionan las oficinas de Agua Rica. En ese contexto tenso y de crisis, el desafortunado trabajador municipal se topó con los efectivos policiales de capital.
El hombre regresaba a su casa de cumplir con su labor de sereno pero se asustó cuando fue interceptado por la policía que realizaba diferentes patrullajes y no encontraba el papel que acreditaba su identidad y trabajo por lo que fue a parar en la Comisaría de Andalgalá. Luego de tres horas encerrado, Chocobar encontró el papel que buscaba y pudo recuperar la libertad para retornar a su hogar donde lo esperaba su familia, ya preocupada porque no aparecía.
Fueron horas de mucha tensión porque la policía hacía allanamientos luego de que Fiscalía recabara información que terminó con varios ambientalistas presos. Dos de ellos cumplen domiciliaria por cuestiones de salud, los demás siguen detenidos. Los asambleístas afirman que fue todo armado y que no puede ser que Bomberos y la policía no hayan actuado durante el incidente incendiario.
Los asambleístas de Andalgalá aseguran que hay una clara criminalización de la protesta y que la justicia -en la figura de la fiscal Soledad Rodríguez- actúa en connivencia con el Ejecutivo y las mineras para facilitar Agua Rica. Por su parte el Gobierno decidió ir a fondo con las responsabilidades y tirarle por la cabeza con todo el código penal a los vecinos que participaron del hecho violento atento a que, más allá del daño material, dentro del tinglado en llamas había empleados trabajando.
