La entrega de viviendas en la Capital de Catamarca se ha convertido en un acto ambivalente. La alegría por un lado y los reclamos por otro, lo que explica la presencia de la fuerza policial cada vez que el Gobierno formaliza la entrega de la llave. En este momento, autoridades se encuentran custodiadas o se esconden detrás de la policía para evitar el contacto de vecinos que no los encuentran para pedirles trabajo, bolsones o dinero.
Hoy estaba previsto entregar casas en la zona norte de la Capital de Catamarca. Los catamarqueños que peregrinaron en oficinas sin respuesta llegan a estos actos oficiales para dialogar con las autoridades municipales y provinciales con el objeto de encontrar una ayuda que les posibilite sobrevivir o plantear problemas de difícil solución que solo el gobierno puede dar por el alto costo o la vulnerabilidad económica en la que se encuentra sumido el ciudadano de pie.
Las entregas de casas es una contrariedad por la visibilidad o exposición de los funcionarios que reciben besos y agradecimientos por un lado pero que los deja a tiro para que otros vecinos les hagan llegar más problemas generando un compromiso en año electoral. En este sentido, la pandemia sumó para no encontrar casi nunca a los funcionarios que tenían una buena excusa justificable o entendible.
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