El Gobierno provincial ha tenido problemas internos tras represiones brutales en Valle Viejo y Recreo. En cada año electoral y más ahora en pandemia los reclamos y pedidos de los vecinos se multiplican porque saben que es el único momento que pueden ser escuchados. En Los Altos, productores tabacaleros cortan una ruta por fondos adeudados mientras sobrevuela otra vez el fantasma de la represión. Donde hay violencia es porque falta política.
Se trata de un fondo especial proveniente de Nación y que canaliza la Provincia. Si desde el Gobierno central se informa que los recursos se mandaron, que no sean liquidados en tiempo y forma, significa que ese dinero -que es exclusivo de los tabacaleros- está siendo utilizado por la administración Jalil en otra cosa (prioritaria o no, es otro tema) con consecuencias dramáticas para el presente y el futuro del pequeño productor.
Emilio Ramaci, sin tacto político salió al cruce de los manifestantes para recordarles que “nosotros no trabajamos solo para los tabacaleros” agregando que “trabajan para todos los productores de la provincia” y para rematarla les dijo por los medios que “no hay deuda con los tabacaleros”. Como si no hubiera sido suficiente nafta al fuego expresó: “estamos muy conforme con nuestro equipo de trabajo”.
El tema tabacalero se politizó hace rato. No es casual, se politiza donde hay plata, de hecho hasta los clubes de futbol corren ese riesgo. Como casi todos los intendentes que quieren dominar o tener injerencia en las instituciones democráticas; el jefe comunal Rafael Olveira, “metió la uña” en el mazo antes de repartir las cartas y la cuestión de los tabacaleros se desvirtuó peor. La politización de la salud, de la educación, de la policía, de la producción, daña. Al final es una mala jugada del oficialismo.
La consecuencia es previsible. Los productores de nuevo en la ruta y gran cantidad de policías, gendarmería y fuerzas especiales interactuando violentamente con vecinos. Desde el punto de vista político no da para jactarse de lo bueno que son los funcionarios ni para sobrarlos (ni más ni menos que otros productores). Si es una cuestión de números, es fácil aclararlo en un papel, con documentación o una computadora que mandar la policía que los reviente a palos para que se resignen a perder la fuente laboral por la que entregaron su vida.