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Internacional

Las Lágrimas de San Lorenzo: cómo y cuándo ver el fenómeno astronómico

La luna menguante permitirá presenciar un hecho histórico.

Este año, la fase menguante de la luna permitirá una observación privilegiada de la lluvia de “estrellas” que sucede cada verano en Madrid. En España, este hecho se conoce popularmente con el nombre “Lágrimas de San Lorenzo”, puesto a que el momento coincidirá con los días anteriores y posteriores a esa festividad santoral. Para los amantes de esta clase de fenómenos astronómicos, a continuación podrán averiguar cómo y cuándo verlo.

En primer lugar, es importante aclarar que no son ni lágrimas ni estrellas. El fenómeno que se podrá ver entre los días 11 y 13 de agosto, es polvo y rocas residuales del cometa Swift-Tuttle, que al colisionar con la atmósfera terrestre se convierten en “bolas de fuego”. Debido a caen a una velocidad de hasta 50 km por segundo, logran dibujar esos trazos luminosos que se ven en el cielo de las noches de verano en el hemisferio norte.

En realidad, el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) aseguró que las perseidas comienzan a verse en el cielo a mediados de julio y se prolongan hasta el final de agosto. Sin embargo, la máxima actividad se observa cada año entre los días 11 y 13 del presente mes, cuando la lluvia puede llegar a ser de hasta unos 200 meteoros por hora. Lamentablemente, el espectáculo astronómico es muy difícil de ver en el hemisferio sur. Por lo tanto, no se podrá apreciar desde Argentina.

A su vez, el mejor momento para observar el fenómeno es cuando el cielo se encuentra oscuro. Por lo que las primeras horas de la noche serán ideales para apreciarlo. Al mismo tiempo, la popularidad de las “Lágrimas de San Lorenzo” se debe a que los habitantes e instituciones astronómicas pueden verlas sin telescopios, es decir que sólo es necesario mirar al cielo. Por ende, es un evento accesible para todos.

Según explicó la OAN, este fenómeno se genera cuando todos los cometas en sus órbitas alrededor del Sol, dejan unas nube de gases, de polvo cósmico y de rocas, conocidos como “basura cometaria”, que permanecen en una órbita muy similar a la que posee el cometa progenitor. En el momento en que la Tierra encuentra uno de esos anillos, algunos de esos fragmentos son atrapados por el campo gravitatorio y entran a gran velocidad en la atmósfera formando estas “estrellas fugaces”.