“Machirulo” y “Patriarcal” son conceptos que acomodan descaradamente de acuerdo a la cara del cliente, o mejor dicho de acuerdo a los intereses personales o políticos. Tomo 2 o 3 casos para marcar la hipocresía reinante y que sirven para esconder o esconderse tanto a funcionarios del Ejecutivo como a diputados y senadores. Las consecuencias de un discurso de moda que puede resultar dañino cuando se usa indiscriminadamente. Veamos.
En el aniversario de la muerte de María Soledad, los justicialistas (y amigos o interesados en recibir un favor del poder peronista de turno) no emiten palabras porque no perciben ahí violencia de género. Ni siquiera las mujeres más combativas del PJ se refieren al crimen. Se quejan de la muerte de mujeres en otras provincias pero ese día se esconden porque en aquella época no había una gestión patriarcal ni mucho menos machirulos. Los derechos da la mujer con el que se llenan la boca todo el año no se aplican a María Soledad. Pasado ese día, vuelven al delirio, pero, siguen con ese carácter selectivo.
El presente no es diferente al pasado. En Fiambalá, un funcionario de la intendenta Paulón de apellido Rodríguez fue denunciado por una becada por acoso sexual y laboral. La jefa comunal no solo nunca se solidarizó públicamente con Guadalupe Quiroga sino que el sujeto imputado sigue participando de las reuniones oficiales. Incluso Paulón canalizó los festejos del Día de la madre por la radio oficialista Tabaruco, poco oportuna la intendenta fiambalense -o no le importa- porque fue precisamente la emisora el ámbito del abuso. Para saldar dudas, los festejos y sorteos se promocionan por el Facebook de la municipalidad (ver imagen).
Sobre el tema de acoso, Paulón dijo que “la que realmente sufre violencia de género es ella” por parte de los “machirulos” que critican su gestión todos los días, que Fiambalá está acostumbrada luego de “30 años de patriarcado”. Que la acusación de acoso sexual y laboral lamentablemente se “politiza” al decir que se trata de “su” funcionario y que en todo caso es una denuncia de “instancia privada”. Dijo más, pero es terrorífico analizar todo.
Efectivamente, Arturo Rodríguez era Director de Ceremonial y Protocolo. Entonces, si Paulón le tomó juramento, negar que formaba parte de su gabinete es una locura, y no explica que tuvo que dejar el cargo tras la denuncia. Decir que es un hecho de “instancia privada” no cierra porque hablamos de un funcionario y una becada del municipio. En este sentido la pregunta para Paulón sobre lo “privado” es: ¿Qué hace personal municipal prestando servicio en una radio privada?.
Que desfachatez de la Sra. intendenta para ponerse ella en papel de víctima desplazando a Guadalupe, la auténtica víctima por violencia de género, más débil y vulnerable. Paulón es la máxima autoridad de Fiambalá no tiene parangón con una becada. Si la jefa comunal se siente débil o se victimiza todo el tiempo poniéndose en el centro de cada denuncia que aparece, qué puede dejar para las demás mujeres o qué puede inspirar.
En lugar de cuidar a Guadalupe, la castigaron. Mandaron a la joven docente a hacer de mucama luego de que trascendiera la denuncia por acoso. Con estas acciones, la jefa comunal termina protegiendo al funcionario machirulo solo por ser de su entorno, al mismo tiempo que perjudica a Quiroga. Claro mensaje machista de la Intendenta para todas las mujeres fiambalenses que se atrevan a denunciar un abuso por parte de sus allegados. Cuanto más obsecuente, mayor protección oficial (y por tanto judicial).
Aún no hay certeza de lo machista que puede ser una fanática feminista únicamente porque tropezó con las palabras “patriarcal” y “machirulo”. Así, con estos pensamientos retorcidos, Paulón acaba por aguantar el esquema patriarcal con su discurso feminista alterado.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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