Los vecinos aseguran que con o sin pandemia, Chumbicha es tierra de nadie. Anoche hubo una batahola a 20 metros de la Comisaría que queda frente a la plaza principal, pleno centro. Un sujeto recibió un botellazo, luego le pegaron a personal sanitario en el hospital y finalmente hubo tiros en la casa de una directora como muestra el video que mandaron los lectores de El Aconquija. Por supuesto hubo alcohol de por medio.
El jolgorio comenzó en la casa de una familia de apellido Coria, donde fue la primera pelea, a escasos metros de la Policía. La bebida alcohólica la vendió un vecino de los Coria de apellido Trujillo. En ese lugar un sujeto apodado “El Quena” Córdoba le pega un botellazo a un muchacho Paredes que es llevado al hospital. En el nosocomio agreden a una enfermera, poco más tarde integrantes de la familia Paredes se trasladan a la casa de Córdoba para tomar revancha.
En el domicilio de Córdoba fueron los disparos de la policía para dispersar a los revoltosos que estaban encarnizados. El sujeto conocido como “El Quena” es casado con una directora de apellido Ibarra que se desempeña en la Escuela de Trampasacha. Ambos viven en el barrio San Martín dónde se trasladó la gresca entre ambas familias tras el botellazo de Córdoba a uno de los Paredes que tomaba con otros que violaban el distanciamiento social a 20 metros de la Comisaría.
La Policía hizo varios disparos al aire pero el personal policial era insuficiente en comparación con los violentos que no midieron el alcance del altercado en un vecindario convulsionado y cansado de ver cómo se repiten estas tristes historias de pueblo. Algunos testigos aseguran que aparte del botellazo patearon a Paredes en el piso, un joven de entre 25 y 30 años. La gente se indignó al enterarse de que habían agredido también al personal sanitario que socorría a los heridos.
En definitiva, Chumbicha es un descontrol de noche y de día. Ayer estos buenos vecinos tomaron todo el día alcohol y a la noche se desconocieron, tipo 11 de la noche. Pasada las 00 horas, el Barrio San Martín era una batalla campal.
