CATAMARCA.- (Por Juan Carlos Andrada) Si la preocupación de los legisladores de Catamarca pasa por repudiar los dichos de un periodista, la institucionalidad queda reducida a una tarea de comentarista de comentaristas. No sólo porque poco y nada cambia cuando el problema es ideológico, sino porque mañana o pasado -por no decir todos los días-, los exabruptos en la TV o la radio de Baby Etchecopar pueden ser objeto de debate en la Legislatura de manera indefinida. O sea, les pagamos los legisladores para hacer catarsis.
Sin justificar al periodista cuyo problema es la incontinencia, uno podría decir hasta un caso perdido en cierto sentido, el escenario político catamarqueño requiere cierto análisis y memoria. Aquí teníamos legisladores y dirigentes peronistas que no nombraban a Cristina Fernández (CFK) por vergüenza (era mala palabra) o que estaban escondidos bajo la cama o levantando la mano a todas las leyes que propuso Mauricio, e incluso especulando con un armado macrista-peronista.
Los legisladores que ahora hacen fila para defender a CFK o para pegarle a Baby Etchecopar, al menos podrían acotar este tipo de temas “menos prioritarios” en relación al tiempo empleado, obligándose a sí mismos a sacar otros proyectos relevantes para la sociedad como los relacionados con la salud o el trabajo en tiempos de pandemia. La productividad de los diputados indignados (reconocidos panqueques muchos) es lamentable, sin proyectos para solucionar problemas.
Sin ir más lejos, la ex gobernadora Lucía Corpacci mandó a votar las leyes macristas en el Congreso. La senadora nacional Inés Blas, se indigna con Etchecopar en defensa de Cristina pero le votó todo a Mauricio y ni la nombraban para no molestar a Macri. Lo que hace el poder. Si Alberto y Cristina no ganaban, Echecopar hubiera despotricado como es su costumbre y no habría ningún proyecto de repudio en Diputados. De hecho Corpacci ni lo recibió a Kicillof la última vez.
Anotados
Entre los proyectos de repudio se anotaron los diputados Mónica Zalazar, Verónica Mercado, Natalia Soria y Juan Denett. De todos, a decir verdad la única que nunca abandonó el barco es Mercado. La sobrina del “Bombón” estaba prácticamente obligada a hacer la defensa de CFK si quería seguir siendo coherente. Es parte de la historia que el peronismo de memoria selectiva no le gusta que le recuerden, la negación de Lucía a CFK, lo que explica también la pelea con Verónica.