Nación envío al Gobierno de Catamarca 7.600 millones de pesos para el manejo de la pandemia pero ni siquiera los oficialistas más fanáticos o paladar negro de la gestión del gobernador Raúl Jalil pueden explicar dónde están. Qué fue de esa fortuna enviada exclusivamente para el Covid-19 por el presidente Alberto Fernández solo Dios y el Primer mandatario catamarqueño lo saben. La frágil y vulnerable explicación del monovalente “Malbrán”.
Se habla mucho de la ayuda de Provincia a los municipios pero poco y casi nada de la asistencia de Nación al Gobierno de Catamarca por el Covid-19. En la práctica también es inútil insistir con pedidos de informes de la Legislatura pues la fuerza del número hace que el oficialismo no explique nunca nada. Poco más de 7,5 millones es mucha plata para no rendir cuenta y el tema sanitario es demasiado delicado para convertirse en un agujero negro.
Ya un dirigente albertista había marcado que Nación no tiene un solo cartel en los lugares de vacunación y que ese aporte de Alberto no estaba siendo considerado debidamente, una suerte de capitalización política del Gobierno de Catamarca en año electoral. Si bien el Gobernador menciona al Presidente en los pocos discursos circunstanciales que hace, una gestión transparente de la utilización de los fondos públicos hablaría bien de los dos.
La pandemia dio la impresión de que valía todo, se ninguneó instituciones, no se brindan explicaciones, se cercenó derechos y libertades, se gobernó a decretazos, se desdibujaron los límites y encima se le echó la culpa a la gente. Cuando no había casos, el mérito era del gobierno y cuando se disparan los contagios, el problema es un sector de la sociedad. Viejo concepto de la política donde la culpabilidad es del otro y por supuesto se desesperan por llevarse los laureles.
Cuando se les pregunta dónde están 7 mil millones para combatir el Covid-19, la respuesta gira casi con exclusividad en torno al Hospital “Carlos Malbrán”, un edificio recreativo que fue refaccionado para cumplir la función de monovalente pero que tampoco seguirá funcionando como centro de salud sino que volverá a ser un lugar de esparcimiento. O sea, armaron para volver a desarmar después y que no quede nada. Pero, esa refacción de una estructura que en su momento ya fue sobrefacturada por el peronismo (con denuncias en la justicia) no puede ni por asomo desviar la atención o hacer olvidar ese monto millonario en la frágil memoria del catamarqueño, aunque haya sufrido y padecido Coronavirus.