La falta de cumplimiento de las restricciones o perimetrales en los casos de violencia de género en Catamarca es el trasfondo de una historia de terror de una mujer que vive en el Barrio San Ramón en la Capital de Catamarca. No solo le pegaba su pareja, también sus hijos mayores. Iban juntos, padre e hijos, a pegarle a la mujer. El padre le pegaba delante de los hijos, y luego le pegaban los hijos. El fin de semana los propios hijos le quemaron la casa. La historia contada por El Aconquija.
La mujer pidió disculpas a la hora de ser consultada por este diario. “No sé por dónde empezar mi cabeza está por estallar”, comenzó diciendo la víctima. “Hace muchos años que vengo pidiendo ayuda, que alguien vea mi sufrimiento. Vengo sufriendo violencia de género desde el año 2003, es decir desde hace 18 años”, comentó agradeciendo a los vecinos que intervinieron varias veces para que no la maten. Se trata de un domicilio conocido por los reiterados hechos de violencia, Río Negro al 400.
El hijo que le quemó la casa ahora tiene 20 años. Cuando tenía 5, mientras el padre golpeaba a su madre, una piedra lo alcanzó e impactó en el ojo cerca de la sien, por lo que tuvo que estuvo internado en terapia un mes y 15 días. La madre se internó con el entonces pequeño. El pasado viernes, su hijo le incendió la vivienda. Por entonces se hizo la denuncia, pero, a pesar de los hechos gravísimos, no detuvieron al hombre violento que golpeó a la mujer y puso en riesgo la vida del hijo.
“Mi vida es de terror. Pedí ayuda, Juzgado de Familia, Juzgado de Menores, sin conseguir nada. Me preguntaba para qué seguir denunciando, ya lo tomaba como normal. Tenía miedo que matara a mis hijos. Más de una vez tuve miedo de morir en manos de mi ex pero hoy tengo miedo de morir en manos de mis hijos. Me tuve que ir de la casa. Un día, si no llegaba el móvil policial, yo creo que a mí me mataban”, expresó la mujer en un duro testimonio. “Me estaban golpeando cuando llegó la policía”, dijo.
La perimetral es para el ex marido y los hijos mayores. Pero en marzo del año pasado, el padre y los hijos violentos, estando la mujer con un menor en una escuela, la golpearon de manera brutal. Otra vez los vecinos interviniendo. “Doy gracias que siempre hubo alguien que me defendiera y me pudieron quitar esas fieras de encima”, afirmó comentando que cuando la veían pasar, la arrojaban pedradas o la querían tirar de la moto.
En algún momento de esta terrible historia de violencia de género en Catamarca, ella les permitió a los hijos volver a la casa con la esperanza de poder hacer una vida normal, sin violencia pero fue peor. Actualmente tienen la perimetral pero no se está cumpliendo nada. La humillación y maltrato podrían haber terminado en muerte. La pregunta es por qué no se respetan las medidas que toma el fiscal o las autoridades judiciales. Difícil creer que ellos tampoco saben que no se cumple.
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