Esta mañana ha habido un gran caos en el microcentro de la Capital de la provincia debido a que, con la protesta del SOEM, los autos fueron desviados a la Peatonal Rivadavia. Lo cual, ha generado consternación en los vecinos debido a que es un peligro tener autos que circulen en el mismo espacio donde transitan peatones. El conflicto viene siendo una constante en la Capital, manejada por Gustavo Saadi.
Se comprende la situación y el malestar del gremio por el cual corta las calles para manifestarse, pero el problema más grave es que están afectando la vida de los vecinos que no pueden circular tranquilamente. En este sentido, el Municipio se ha dedicado a realizar comunicados agradeciendo la no adhesión de los trabajadores. Sin embargo, no toma cartas en el asunto cuando se trata de obstaculizar la vida normal de los ciudadanos.
Más allá de la ideología política y de las determinaciones de los sindicatos, los vecinos ya tienen demasiados problemas económicos con la pandemia como para tener que lidiar con la falta de entendimiento entre el intendente y los gremialistas. No es la culpa del pueblo la disputa que llevan adelante, que lo único que hace es fomentar cada vez más la discordia entre las partes.
Y es que el problema político no sólo afecta a los sindicatos, sino también a la vida social y a la tranquilidad. Más aún, al trabajador que tiene que salir todas las mañanas a ganarse el pan y se encuentra con semejante desastre en pleno microcentro, donde inclusive podrían haber graves accidentados debido a la circulación de vehículos en medio de la peatonal más importante.
Los nervios están a flor de piel en las personas, vivimos en la incertidumbre y ya la situación está bastante “caldeada”. Raúl Jalil afirmó el otro día que la gente está con problemas psicológicos por efecto de la pandemia. Para mejorar la convivencia ciudadana tratemos entre todos de no sumar más problemas a los que ya tenemos en el día a día. El problema político, hoy, no puede priorizar lo sanitario.