Otra vez una mamá catamarqueña que es afiliada de la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP Catamarca) renegando por las derivaciones sistemáticamente negadas y los reintegros aplazados. Natalia es madre de un niño que debe colocarse una droga en el Hospital Italiano (Buenos Aires) bajo supervisión pero en Catamarca le niegan la derivación porque dicen que no es “urgente”. La afiliada dice estar cansada y contó que encima tuvo que sacar un préstamo para comprar la droga.
Natalia Ríos, la madre del niño asegura que está harta de la burocracia y las negativas de la obra social estatal. A través de las vías virtuales habilitadas por la OSEP Catamarca le contestaron que no le correspondería la derivación porque por la pandemia solo se autorizan las derivaciones con carácter de urgencia. La familia Ríos tiene turno para el próximo 3 de mayo y crece la incertidumbre sobre lo que se podrá o no resolver como en otras oportunidades.
Como todo es virtual por cuestiones sanitarias y porque es más fácil decir que “no”, el mail de la obra social dirigido a la madre desesperada por la salud de su hijo dice: “Estimada afiliada: Por causas epidemiológicas solo se autorizan derivaciones de urgencia/emergencia médicas, los controles serán cubierto por telecomunicaciones bajo modalidad reintegros. Saludos Cordiales, Derivaciones Médicas”.
La mujer ya en estado de crisis les rogó reconsiderar el caso con estas palabras: “Mi hijo va a la colación de una vacuna, bajo control médico deben ponerle en el hospital (Italiano). Ya compré la droga por eso envié el pedido de la alergista porque debe estar en observación, puede presentar situaciones adversas. Xolair es la droga. Por favor espero su respuesta, acá no le pueden poner, necesita estar evaluado por su médico”.
Natalia Ríos compró la droga que costó 140 mil pesos con un crédito en el banco porque no quieren recibir el expediente de la medicación porque en la OSEP Catamarca insisten que no es urgente. También comentó que hay reintegros que siguen demorados por lo que no puede contar con ese dinero para hacer frente a lo que la OSEP no cubre actualmente; confirmando que es muy diferente el tiempo de los enfermos y el tiempo de los funcionarios o burocracia estatal.
Mientras el negocio de la salud privada crece en plena pandemia a pasos agigantados, en el ámbito público es al revés, cae cada vez peor. No es casual. En la OSEP la historia se repite una y otra vez como si la decisión e intención política fuera precisamente ganarle por cansancio a los afiliados. Negar las derivaciones a otras provincias recuerda al grupo de WhatsApp de médicos que “ubica” o “envía” pacientes con obra social mientras van en la ambulancia desde el interior a clínicas privadas de la capital de Catamarca. Sin duda, la salud es un gran negocio.
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