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Opinión

“Mi Belén, no hay adiós…”

Una escandalosa entrega junto a un posteo romántico aturden a Belén.

Tendría que haber sido un día de fiesta la entrega de viviendas pero Belén fue estrés y dolor. Los belichos quedaron estresados o dolidos por la forma en que se manejaron las autoridades de la Vivienda y por los detalles que saltaron después, era mucho para un solo día. Una de las beneficiarias no solo era soltera y no tenía hijos sino que además era ñoqui del Gobierno. Los otros casos escandalosos lo abordaremos mañana. El rechazo social fue por las connotaciones políticas que convirtieron un hecho festivo en un acto oficial desvergonzado.

Todo comenzó con la idea por parte de las autoridades de la Vivienda de esconder la lista de beneficiario para sacarla a última hora especulando con que todos estarían durmiendo y al otro día ya sería tarde para chillar. Pasada la medianoche “apareció el poncho” pero nadie se responsabilizó por el tiempo que estuvo perdido. Por el contrario, los belichos no pudieron dormir anoche de la bronca y ya se levantaron de muy mal humor esta mañana.

Hubo usurpaciones y la policía tuvo que intervenir, pero la gente se involucró. Nadie comprende por qué tanto misterio, o al revés, por qué la comunidad no puede conocer un mes antes el listado de beneficiarios. Cuando se conocen los casos escandalosos, el Gobierno parece asumir que está dispuesto a correr con los costos políticos de estos beneficiarios donde nadie esconde que son mimados de alguien o compromisos personales de algún funcionario al margen de la ley. Lo que queda es burocracia para distraer a los indigandos.

Al final parece que a las autoridades no les interesan estos “berrinches”, menosprecian al pueblo con indiferencia y ni siquiera se molestan en explicar o aclarar. Incluso parecen burlarse luego en las redes sociales. Lo que hace sentirse impune. El propio ministro de la Vivienda, Fidel Sáenz, a quien se relacionó íntimamente con la mujer soltera y ñoqui, hizo un posteo con la letra de una zamba romántica y muy nuestra: “Mi Belén, no hay adiós…”.

Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija

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