CATAMARCA.- (Por Juan Carlos Andrada) No conforme con cortar la ruta para que no ingresen familias y personas que están volviendo a Catamarca, el hostigamiento de los lugareños se canaliza vía redes sociales, al punto de que los varados tienen que cerrar sus cuentas de Facebook por la violencia de la que son víctimas por parte de los aldeanos que los responsabilizan de “traer la peste”. La agresión es más fuerte que la posible solución vinculada al test para descartar CV-19 y la cuarentena obligatoria.
En la mayoría de los casos los varados sufrieron un martirio soportando bajas temperaturas en la ruta al extremo de dormir bajo un árbol o a la intemperie con niños pequeños e incluso con personas comprendidos en grupos de riesgo. Sin intervención (aunque tardía) de las autoridades a partir de conocerse en los medios tal vez hubiera habido muertos por hipotermia o por la falta de atención médica. Otro milagro de la Virgen del Valle. El Caso Cero es un objetivo pesado.
En ElAconquija.com hemos relatado varias situaciones extremas como la de la familia varada entre Quirós y San Antonio (Este de Catamarca). Ella de apellido Collantes y él de apellido Barrionuevo con niños de 13, 10, 6 y 3 años que no pueden llegar a Tapso Catamarca por disposición del COE y por la oposición del pueblo. Durmieron dos días a la intemperie bajo un árbol porque no los dejaban ni bajar las cosas del camión que hacía el flete.
Las personas varadas comentan que el hostigamiento, insultos, acoso por las redes sociales es tan terrible como el sufrimiento físico por el frío o el hambre. No tenían agua para tomar y eso no sensibilizó a la gente para buscar una solución. Algunos funcionarios se involucraron pero hubo casos donde el intendente ayudaba a los varados con alimentos mientras la mujer del jefe comunal organizaba cortes para impedir el ingreso de los desafortunados.
Falta información oficial que tranquilice a los vecinos de cómo y por qué están aquí los repatriados. Ellos quedan traumados porque vienen en busca de refugio o contención y son intimidados antes de llegar a casa, luego escrachados y al final aterrorizados por desconfianza a la reacción posterior de los vecinos. Amenazada la supervivencia ya no somos los mismos. La vida se vuelve supervivencia sin importar que otros mueran en el camino. Real y cruel.
