La intendenta de Valle Viejo, Susana Zenteno, luego de un fallo de la Justicia tuvo que reincorporar a los cesanteados que ella echó apenas asumió. La jefa comunal acató la medida judicial y agregó que sumaría a los que no habían judicializado su situación laboral. Sin embargo, luego de haber manifestado que los iba a “recibir con los brazos abiertos” y “amor”, los cesanteados le comentaron a El Aconquija que los mandó a trabajar con líquidos cloacales sin ropa ni medidas sanitarias.
“Quería hacer pública la situación de empleados de la municipalidad de Valle Viejo. Despedidos por esta gestión (Zenteno) porque sostenía que estaban mal designados, la Corte de Justicia le ordenó la reincorporación de los cesanteados, pero desde el día uno que volvimos nos tiene de aquí para allá como pelota de ping pong”, manifestaron los empleados marcando la diferencia entre lo que dijo la intendenta peronista en los medios y que lejos estuvo de recibirlos con los brazos abiertos.
“Todos se lavan las manos, el tema es que nos sacan de nuestros puestos de trabajo y nos mandan a barrido. Muchos andan barriendo en la calle sin percibir insalubre, ni barbijo ni alcohol”, comentaron los reincorporados a este medio aludiendo a que siguen siendo castigados políticamente por la bronca que le causó a la intendente tener que obedecer la orden judicial cuando se cansó de insistir en esta “irregularidad” del exjefe comunal, Gustavo “Gallo” Jalile.
“No nos dieron nada (elementos de trabajo e insumos para prevenir el Covid-19), nos cambian de horario cada rato por ser los castigados y andamos barriendo y trabajando con desechos cloacales, sin uniforme. Ni siquiera una cinta para que las vean cuando estamos barriendo nos dieron. Ah, pero hay gente que ellos (peronistas en el Ejecutivo municipal) integraron la semana pasada ya les dieron ropa, todo”, manifiestan.
“A nosotros nada, y eso que no nos interesa el tema político partidario, sin embargo, somos los castigados por haber peleado por nuestra fuente laboral”, expresan poniendo de relieve que el hilo siempre se corta por lo más débil. Recordemos que antes de ser reincorporados, los cesanteados fueron reprimidos en el Parador de Valle Viejo, se quedaron sin sus haberes y vivieron meses con una enorme incertidumbre laboral. Ahora que volvieron, la jefa comunal los hace responsable de su mal humor por el revés judicial que terminó dándole la razón a la administración anterior. No había irregularidades en la designación, había odio o mala voluntad oficial que, para colmo, persiste.
