En varias ocasiones El Aconquija ha expuesto casos en lo que conciernen los propósitos que contemplan los vehículos municipales. Hoy, tenemos una situación que no comprende de sentido común: una combi de la Capital haciendo de remolque de un taxi. Es una situación incongruente, sea quien sea el asistido… ¿acaso no existe servicio de emergencia para resolver dicho problema?
La utilización incorrecta de un móvil que pretende estar al servicio de la municipalidad se aleja de sus responsabilidades; ¿Estarán ayudando a algún amigo de… familiar de? Un acto fuera de lugar, aunque deberíamos estar acostumbrados a cosas como estas. Recordemos el caso del vehículo perteneciente a la Municipalidad de Hualfín que viajaba a 240km/h, o la ambulancia en la casa del intendente Rios…
Hasta podríamos contarles cuando un móvil de seguridad tuvo el maravilloso gesto de sacar a pasear a la familia. Sí, esto sucede a menudo. El problema es, ¿qué pasa cuando realmente se necesitan estos móviles? ¿Es una cuestión de competencia municipal? A ver quién abona más la cuota de éstos vehículos –sin mencionar que cuestan fortuna- para ver finalmente a un perro en la ventanilla. No, estas situaciones deberían quedar en el imaginario colectivo.
Por desgracia, parece que ninguna autoridad está dispuesta a mostrar un cambio al respecto. Motivados por la inmoralidad y lo accesible que les resulta acudir por una combi municipal para que haga de remolque, es claro que nadie detiene situaciones de este modo debido al poder que han llegado estas personas. Es comprensible pero no hay que normalizar.
El descontrol del parque automotor no es nada nuevo, los intendentes parecen que lo quieren de esta manera. Pero tampoco hay que normalizar estas situaciones, dado que terminan siendo un claro ejemplo de malversación de fondos. Vehículos comprados con el dinero del pueblo pero que no terminan estando a disposición de ellos cuando surge una urgencia. Una situación que debería tener un freno definitivo.
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