Ayer hablamos de los hijos de los intendentes o intendentes que ganaban dinero con la recreación y el alcohol antes de la pandemia, citando el caso de “Alfredito”, hijo del intendente de Chumbicha, Alfredo Hoffman, marcando la imposibilidad de la comuna de controlar los negocios de la familia (le fue muy bien viernes y sábado). Hoy hablaremos del concejal Adrian Olveira, hijo del intendente de Los Altos, Rafael Olveira, que ya hizo varias riñas de gallos en cuarentena.
Adriancito es un fanático de los gallos e invirtió mucho dinero como para tener ese “capital” parado. Compró animales que valen una fortuna e incluso los trajo desde muy lejos para que le hagan ganar dinero con el juego clandestino. Tiene la ventaja de que es hijo del jefe comunal, Rafael Olveira, y qué además éste es amigo del Comisario Infante, entonces, con esos dos “contactos” y guita por supuesto, cualquiera es Gardel en el pueblo.
Adriancito entrega dádivas junto a su padre durante la semana aprovechando la pandemia. No importa si tiene pocos proyectos en su haber como edil, los fines de semana organiza riñas de gallos en la zona donde circula mucho dinero. La policía no se entera y tampoco puede hacer nada porque desde “arriba” autorizan la ilegalidad y la avalan. Además es una diversión para el pueblo donde se pueden hacer unas monedas mientras los gallos se matan entre ellos.
Impunidad
Son los hijos de poder, ellos hacen lo que se les pega la regalada gana porque gozan de la impunidad oficial. Casi nadie sabe cómo hicieron la plata o para manejar tanto dinero, aún con una notable y reconocida fama de “vagos” porque nunca trabajaron ni cumplieron horario, incluso Adriancito Olveira era ñoqui del municipio de Los Altos. O sea, pasó de ñoqui a concejal sin escala por obra y gracia del oficialismo enquistado en el poder. Olveira hace 11 años es intendente.
Rafael Olveira, radical devino en peronista, luego corpaccista y ahora jalilista (hasta que Raúl caiga en desgracia política), quiere que Adriancito sea el sucesor en la intendencia de Los Altos. Mientras acompaña a su padre en la recorrida de obra o entregando “ayuda” de lunes a viernes despunta el vicio los fines de semana con las riñas de gallos. Adriancito organizó peleas en la finca San Ramón (Bañado de Ovanta), otra en Los Altos y también en Cuchinoque, en cuarentena.
Por Juan Carlos Andrada