En las últimas horas, informaron que el exjuez Juan Pablo Morales no seguirá a cargo de la defensa de Gabriel Lazarte. Esto lo dictaminó el Poder Judicial de Catamarca, ya que se encuentra imputado y culpable de narcotrafico. De hecho, en el día de ayer requisaron la celda del cliente del exletrado de la Cámara de Apelaciones.
Según lo trascendido en los medios de comunicación, en plena requisa en uno de los tantos pabellones del Penal de Miraflores, donde se hospeda Lazarte, los guardiacarceles secuestraron 41 sobres de marihuana lista para ser comercializadas. Además, encontraron 49 pastillas enteras, 23 mitades de la misma pastilla, entre otros estupefacientes y elementos tumberos. De hecho, la noticia preocupó al exjuez catamarqueño.
Sin embargo, la Justicia Federal de Catamarca, a cargo de Miguel Ángel Contreras, resolvió la semana pasada la incompatibilidad de Juan Pablo Morales. Recordamos, que el nombrado exjuez se encuentra imputado en la misma causa que Gabriel Lazarte. Respecto a la sentencia, la esposa del excamarista María Seco Biassoni hizo un profundo descargo en su cuenta personal de Facebook.
El descargo de la esposa de Morales
A lo largo de su descargo en su red social, María dijo: “Quiero pedir al gobernador de nuestra provincia Raúl Jalil, a la diputada nacional, Lucía Corpacci, al intendente de la Capital Gustavo Saadi, al vicegobernador Dusso y a todos los funcionarios honestos, que se manifiesten públicamente sobre la situación que viene viviendo mi esposo desde hace un año y medio. Que cuenten cuál es el concepto que tiene de mi pareja como profesional. Porque si no, vuestro silencio termina siendo cómplice de las mafias que están operando”.
Cabe recordar que finalizar la indagatoria, Morales enfrentó al fiscal Reynoso con intenciones de golpearlo por haberlo amenazado, según sus palabras. Por otro lado, Luciano Rojas opinó que entiende que el señor fiscal Federal haya cometido un error con relación a la atribución delictiva al doctor Morales. De hecho, declaró que al leer legajo advirtió que no hay ninguna conducta que pueda reprochársele al imputado, y que por la sanidad del sistema judicial espera que todo sea un error.
